¡CRISTO RESUCITÓ!

En momentos difíciles en todo el mundo por la maldad multiplicada y exacerbada por el egoísmo extremo de muchos seres humanos, donde el ¡Sálvese quien pueda! , está a la orden del día, donde la inseguridad mantiene en angustia a tanta gente, donde la incertidumbre por el futuro laboral, llena de temor a muchos hombres y mujeres, donde el dolor por tanta muerta violenta que llenan las paginas de los periódicos y las pantallas de los televisores, mantiene a mucha gente en estado de consternación casi constante, el recuerdo de la obra de Cristo es como una bocanada de aire fresco., un soplo de vida en medio de tanta muerte. El que es la vida, gustó la muerte para que nosotros no la suframos y tengamos vida eterna.
Que hermoso momento este en que toda la cristiandad conmemora la Semana Santa para recordar el propósito de la venida de Jesús a la tierra.

Pura Gracia y Misericordia de Dios
Gracia, que hace que recibamos lo que no merecemos, y Misericordia, que hace que no recibamos lo que merecemos.
Es interesante notar que los evangelios dedican una gran cantidad de capítulos a la última semana de la vida de Jesús. Por ejemplo; San Juan emplea doce capítulos para hablar de toda la vida de Jesús y nueve para hablar de la última semana. Esto solo es un mensaje. Es que para esto vino Cristo.
Gracias a Dios por las sanidades, por las enseñanzas, por las resurrecciones que ocurrieron durante el ministerio de Nuestro Señor Jesucristo, pero lo más importante de todo estaba reservado a la última semana. Allí no ocurren más milagros, como prologo al gran milagro que iba a acontecer en Pascua, el milagro de la resurrección. Si, hay grandes enseñanzas reservadas para el último momento de la vida de Jesús, antes de su obra cumbre, su muerte redentora y su resurrección de entre los muertos.
Quiero compartir con ustedes, como saludo de Pascuas, la magistral enseñanza del Apóstol San Pablo sobre este tema.
Ahora, hermanos, quiero que se acuerden del evangelio que les he predicado. Este es el evangelio que ustedes aceptaron, y en el cual están firmes. También por medio de este evangelio se salvarán, si se mantienen firmes en él, tal como yo se lo anuncié; de lo contrario, habrán creído en vano. En primer lugar les he enseñado la misma tradición que yo recibí, a saber, que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que lo sepultaron y que resucitó al tercer día, también según las Escrituras; y que se apareció a Cefas, y luego a los doce. Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, la mayoría de los cuales vive todavía, aunque algunos ya han muert o. 
Después se apareció a Santiago, y luego a todos los apóstoles. Por último se me apareció también a mí, que soy como un niño nacido anormalmente. Pues yo soy el menos importante de los apóstoles, y ni siquiera merezco llamarme apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. Pero soy lo que soy porque Dios fue bueno conmigo; y su bondad para conmigo no ha resultado en vano. Al contrario, he trabajado más que todos ellos; aunque no he sido yo, sino Dios, que en su bondad me ha ayudado. Lo que importa es que, tanto yo como ellos, esto es lo que hemos predicado, y esto es lo que ustedes han creído. Pero si nuestro mensaje es que Cristo resucitó, ¿por qué dicen algunos de ustedes que los muertos no resucitan? Porque si los muertos no resucitan, entonces tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resuc itó, el mensaje que predicamos no vale para nada, ni tampoco vale para nada la fe que ustedes tienen. Si esto fuera así, nosotros resultaríamos ser testigos falsos de Dios, puesto que estaríamos afirmando en contra de Dios que él resucitó a Cristo, cuando en realidad no lo habría resucitado si fuera verdad que los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, entonces tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, la fe de ustedes no vale para nada: todavía siguen en sus pecados. En este caso, también están perdidos los que murieron creyendo en Cristo. Si nuestra esperanza en Cristo solamente vale para esta vida, somos los más desdichados de todos.

Pero lo cierto es que Cristo ha resucitado. Él es el primer fruto de la cosecha: ha sido el primero en resucitar. Así como por causa de un hombre vino la muerte, también por causa de un hombre viene la resurrección de los muertos. Y así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos tendrán vida. Pero cada uno en el orden que le corresponda: Cristo en primer lugar; después, cuando Cristo vuelva, los que son suyos. Entonces vendrá el fin, cuando Cristo derrote a todos los señoríos, autoridades y poderes, y entregue el reino al Dios y Padre. Porque Cristo tiene que reinar hasta que todos sus enemigos estén puestos debajo de sus pies; y el último enemigo que será derrotado es la muerte. Porque Dios lo ha sometido todo bajo los pies de Cristo. Pero cuando dice que todo le ha quedado sometido, es claro q ue esto no incluye a Dios mismo, ya que es él quien le sometió todas las cosas. Y cuando todo haya quedado sometido a Cristo, entonces Cristo mismo, que es el Hijo, se someterá a Dios, que es quien sometió a él todas las cosas. Así, Dios será todo en todo. 1 Corintios 15:1 al 28-Dios Habla Hoy

La gran obra de Cristo

1- Cristo murió por nosotros para perdonarnos y darnos vida abundante acá, y eterna con el en el cielo
2- Resucitó de entre los muertos
3- Porque Cristo Resucitó nuestra fe es firme y verdadera
4- Es el primer fruto de la cosecha
5- En Adán todos morimos
6- En Cristo todos los que creemos vivimos
7- Cristo resucitado, glorificado, y poderoso volverá y resucitaremos. 
8- Seremos la gran cosecha de Dios 
9- Todos los enemigos serán derrotados definitivamente
10- Cristo reinará hasta que todos sus enemigos sean estrados de sus pies
11- En el final de los tiempos el Cristo victorioso e invicto entregará todo al Padre
12- Dios será todo en todos


Tenemos una esperanza gloriosa basada en la gran obra de Cristo en el Calvario.
Por esta esperanza que nos sostuvo, nos sostiene, y nos sostendrá, aún en algunos momentos difíciles que nos tocará vivir en este año 2009, podemos decir llenos de alegría en nombre de todo el Consejo de Administración de ACIERA:

¡FELICES PASCUAS!

Hugo Baravalle
Presidente de ACIERA

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