Génesis
13:8.
Durante la
Segunda Guerra Mundial, un soldado norteamericano que estaba luchando en Nueva
Guinea fue dejado por muerto a un lado de la carretera. Pero volvió en sí de su
desmayo, y allí quedó esperando la llegada de los soldados japoneses, los
cuales, con toda seguridad, lo acabarían. Siendo el joven un creyente,
encomendó al Señor su camino y esperó en él. Poco después vio llegar cuatro
soldados japoneses, los cuales, en vez de matarlo, lo sacaron de allí y lo
condujeron a otro lado, más cerca de sus compañeros, a la parte opuesta del bosque.
Antes de dejarlo, en un inglés bastante comprensible, le explicaron: —Aquí os halláis
casi a salvo. Pronto algunos de los vuestros os auxiliarán. Adiós... Nosotros
somos cristianos, y odiamos la guerra. —Dic. de Anécdotas.
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