Ya no es un sueño

Obama hace historia al convertirse en el primer presidente negro de EEUU
JOAN CAÑETE BAYLE
WASHINGTON

"La feroz urgencia del ahora" que acuñó en su momento Martin Luther King y que Barack Obama ha repetido cientos de veces los dos últimos años de campaña se ha impuesto en EEUU a los prejuicios raciales, la mayoría conservadora de su sociedad y al discurso del miedo. Con un mensaje basado en el cambio que él mismo personifica, un joven senador de 47 años con un delgado currículum llamado Barack Hussein Obama, de padre negro de Kenia y madre blanca de Kansas, se ha proclamado esta madrugada nuevo presidente de EEUU al derrotar a John McCain. El sueño que tuvo hace 45 años el malogrado doctor King se ha hecho corpóreo en una jornada, sin discusión, histórica.

La noche ha tenido color azul, el del Partido Demócrata, desde el principio. La primera buena noticia que recibió la campaña de Obama fue que mantuvo Pensilvania, la cesta en la que McCain había puesto todos los huevos para intentar compensar pérdidas por otras partes. Perdió con claridad, y una encuesta a pie de urna en ese estado envió un mensaje inequívoco de lo que significa Obama: de los electores que
dijeron que en su voto influyó la cuestión racial, seis de cada diez optaron por el candidato demócrata.

Ohio, decisivo

Tras Pensilvania vino el estado que desató la euforia: Ohio. El territorio que le dio la victoria a George Bush sobre John Kerry en el 2004 se ha inclinado esta vez por los demócratas, sin duda a causa del tema que ha marcado esta campaña electoral: la economía. A partir de entonces, lo que quedaba era esperar el momento en que matemáticamente Obama llegaría a los 270 votos electorales sumando estados que habían
sido de Bush (como Florida, uno de los más disputados, y Iowa) y otros claramente suyos (los demócratas territorios de la costa oeste, como California y Oregón).

Ha sido una clara victoria, con la que los estadounidenses llevan a cabo un acto de fe, una apuesta por un cambio de unos contenidos difusos pero que ha acabado siendo un mensaje muy poderoso. Transmitido, además, con una gran elocuencia por un candidato muy diferente pero a la vez muy representativo de lo mejor del sueño americano y que ha reclutado tras de sí una potente coalición de jóvenes, minorías y clase media.

El color de la piel

La cuestión racial no ha tenido al final ninguna influencia negativa sobre Obama, superada por la enorme preocupación por una crisis económica de la que se culpa a los republicanos. Si acaso, incluso lo ha beneficiado, ya que el hecho histórico de que aspiraba a ser el primer negro en llegar a la Casa Blanca ha sido el mejor ejemplo del cambio que propugnaba. Que no haya habido el temido efecto Bradley
(alude a la derrota que en 1982 sufrió el alcalde negro de Los Ángeles, Tom Bradley, cuando se presentó a gobernador, contra el unánime pronóstico de los sondeos) es una de las grandes noticias de la jornada electoral dadas las complejas relaciones raciales en EEUU.

La alta participación de ayer fue el último récord de una campaña que por derecho propio será recordada por generaciones. Ha batido marcas de duración, de dinero y de diversidad, abriendo la puerta a dos colectivos --los negros y las mujeres-- que nunca habían tenido primeros espadas en la elección del presidente. Ha sido la campaña de Youtube, de la recaudación de dinero por internet, de los blogs y de
los jóvenes.

El cambio

Esta será recordada como la campaña del cambio y la esperanza. Es la campaña también en la que, según los resultados disponibles, los demócratas lograrán una holgada mayoría en el Congreso, borrando los ocho años neocon con un giro a la izquierda casi sin precedentes.

George Bush, el gran símbolo de estos últimos ocho años, ha sido el gran ausente de la campaña. Nunca un presidente en su último mandato había aparecido tan poco para ayudar al candidato de su partido. Bush, en realidad, ha sido invisible, ya que incluso su presencia en la convención republicana fue por vídeo con la excusa de la llegada a Nueva Orleans del huracán Gustav.

Pero sin estar, Bush es una de las grandes causas de la victoria de Obama. La crisis económica que estalló en septiembre con toda su virulencia con el desplome de Wall Street fue la que acabó dando razón de ser y, sobre todo, urgencia a su mensaje de cambio. McCain, que en los dos mandatos bushistas no ejerció el seguidismo con Bush, se encontró en la paradójica e insalvable tesitura de verse vinculado al presidente con los peores índices de popularidad desde que se hacen este tipo de encuestas. Su caótico estilo de campaña y la eficacia y los indudables talentos políticos de Obama hicieron el resto. Y, sobre todo, el ansia de un cambio que no podía esperar. Ya lo dijo Luther King: la feroz urgencia del ahora.

Fuente: http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=559073&idseccio_PK=1007

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