'Hay un porvenir cuando lo que ahora constituye tu dolor será tu gloria. Nada más triste para Jacob que la tierra sobre la que dormía con una piedra por almohada. Era la hora de su pobreza. Era su noche oscura. Era el momento de ausencia de su Dios. El Señor estaba allí y él no lo sabía. Despierto de su sueño, descubrió que el día de su prueba era la aurora de su triunfo.
Pregúntale a los grandes
del pasado cuándo empezó su prosperidad y te dirán: comenzó en el frío suelo donde dormí.
Pregúntale a los grandes del pasado cuándo empezó su prosperidad y te dirán: comenzó en el frío suelo donde dormí.
Pregúntale a Abraham y te indicará hacia el monte Moria.
Pregúntale a José y te orientarás hacia su calabozo.
Pregúntale a Moisés y te mostrará el cesto flotando sobre el Nilo.
Pregúntale a Rut y te darán deseos de hacerle un monumento en los campos donde trabajó con tanto afán.
Pregúntale a David y te dirá que sus cantos salieron de la noche.
Pregúntale a Job y te dirá que Dios le respondió desde un torbellino.
Pregúntale a Pedro y enaltecerá su sumersión en el mar.
Pregúntale a Juan y te mostrará el camino de Patmos.
Pregúntale a Pablo y atribuirá su inspiración a la luz que lo dejó ciego.
Pregúntale a uno más solamente, al Hijo de Dios. Pregúntale cuándo comenzó a reinar sobre el mundo y te responderá: 'Cuando estaba sobre el frío suelo en Gestsemaní; allí recibí mi cetro.' ¡Tú también, alma mía, puedes ser laureada en Getsemaní! La copa que quisieras pasará de ti, será la que te corone en el dulce porvenir.
La hora de soledad te coronará. El día de depresión te festejará. Tu desierto romperá a cantar. Los árboles de tu selva silenciosa son los que aplaudirán. Las cosas postreras serán primeras en el dulce porvenir. Las espinas serán rosas. Los valles serán montes. Lo curvo será línea recta. Los surcos serán tierra plana. Las sombras serán resplandor. Las pérdidas serán ganancias. Las lágrimas serán peldaños de oro. La voz de Dios en tu noche te dirá: Tu tesoro está escondido en el terreno donde estás acostado'".
Palabras muy alentadoras. He aquí algunos extractos del predicador escocés George Matheson, quien estaba ciego.
Foto://facebook - Tina González
Pregúntale a los grandes del pasado cuándo empezó su prosperidad y te dirán: comenzó en el frío suelo donde dormí.
Pregúntale a Abraham y te indicará hacia el monte Moria.
Pregúntale a José y te orientarás hacia su calabozo.
Pregúntale a Moisés y te mostrará el cesto flotando sobre el Nilo.
Pregúntale a Rut y te darán deseos de hacerle un monumento en los campos donde trabajó con tanto afán.
Pregúntale a David y te dirá que sus cantos salieron de la noche.
Pregúntale a Job y te dirá que Dios le respondió desde un torbellino.
Pregúntale a Pedro y enaltecerá su sumersión en el mar.
Pregúntale a Juan y te mostrará el camino de Patmos.
Pregúntale a Pablo y atribuirá su inspiración a la luz que lo dejó ciego.
Pregúntale a uno más solamente, al Hijo de Dios. Pregúntale cuándo comenzó a reinar sobre el mundo y te responderá: 'Cuando estaba sobre el frío suelo en Gestsemaní; allí recibí mi cetro.' ¡Tú también, alma mía, puedes ser laureada en Getsemaní! La copa que quisieras pasará de ti, será la que te corone en el dulce porvenir.
La hora de soledad te coronará. El día de depresión te festejará. Tu desierto romperá a cantar. Los árboles de tu selva silenciosa son los que aplaudirán. Las cosas postreras serán primeras en el dulce porvenir. Las espinas serán rosas. Los valles serán montes. Lo curvo será línea recta. Los surcos serán tierra plana. Las sombras serán resplandor. Las pérdidas serán ganancias. Las lágrimas serán peldaños de oro. La voz de Dios en tu noche te dirá: Tu tesoro está escondido en el terreno donde estás acostado'".
Palabras muy alentadoras. He aquí algunos extractos del predicador escocés George Matheson, quien estaba ciego.
Foto://facebook - Tina González
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