Texto Base:
Salmos 42 E 43
Tú y yo
sabemos lo que significa la depresión emocional, la tristeza que no va, la pérdida
de la alegría, del placer de mover (hacer cosas). Es cuando somos dominados (tomados)
de una melancolía que persiste a nuestra alma.
- Pero
pocos de nosotros hemos oído hablar de la depresión espiritual. En algunos
casos, es responsable de la depresión emocional.
Estos dos
salmos parecen hablar un poco de cada uno de nosotros. El salmista con esta
depresión espiritual. En el Salmo 42:5 y revela que:
¿Por qué te
abates, oh alma mía, Y te conturbas en mí?
Salmos 42:5
En el
versículo 11 y en 43-5, repite el grito.
Su
experiencia no está aislado del resto de la humanidad y la nuestra. El Señor
Jesús mismo oró una vez: "Está muy triste mi alma” (Marcos 14:34 a).
Sin
embargo, esta condición no parece ser normal. El salmista muestra una
insatisfacción con su abatimiento espiritual.
Cuál
debería ser natural para nosotros es alegría, porque este es el fruto del
espíritu (Gl.5) es un mandato bíblico que nos regocijamos.
¿Cómo
entonces ser transportado del desanimo a la motivación, de tristeza espiritual a
alegría? El texto puede indicar dos maneras:
I – CONOCER
LA CAUSA ESPIRITUAL DE LA TRISTEZA
Ciertamente
el pecado produce en nosotros una tristeza según Dios (1 Cor. XXX). Quién no se
confiesa y se aparta de su pecado experimenta una intensa tristeza (Sal. 32:3).
Sin
embargo, no parece ser el caso aquí Dios está espiritualmente bien:
- El tiene
sed de Dios, del Dios vivo. Salmos 42:1,2.
- El se
alegra en las cosas de Dios. Salmos 42:4
- El ora continuamente
- 42:8.
Sin
embargo, hay dos factores que indican aquí por qué está tan triste. El primero
se puede ver en el versículo 2 indica que está muy lejos de la casa de Dios, y
lejos de Jerusalén. Posiblemente sea en el norte de Palestina en Mizar (v. 6).
Salmo 137
habla de la incapacidad de alegrarse cuando estamos en una tierra extraña
(v.4).
En segundo
lugar sufrió las duras palabras de los que le rodean (v. 3.10).
¿Dónde está
tu Dios? Salmos 42:3 La falta de
consuelo espiritual de los hermanos es una de las principales causas de la
depresión espiritual de los creyentes. En este Salmo el autor se queja
tanto de la falta de consuelo espiritual como las duras palabras de los impíos
(v.3, 10, 43:2).
Así que
este hombre siente nostalgia por la casa de Dios, con la necesidad de confortarse
en los hermanos y entristecido por la dureza de las palabras que lo rodean. La
consecuencia es la depresión espiritual.
No nos
identificamos con el salmista estos puntos?
II – CONOCER
LA FORMA DE CURACIÓN.
En cada
parte en la que el salmista muestra su tristeza, él apunta a la sanación de tu
alma (42:5, 11, 43:5).
Él no se
rindió al mal humor, sino da orden a si mismo que vea en Dios la solución.
Su mente reprendió
a su corazón y la razón ordenó a su emoción que no se puede turbe (no se abale),
pero mira para Dios.
El no
aceptar o permitir la auto-compasión a tener baja autoestima, sino levanta la cabeza a Dios.
Él no
espera a los hombres a dejar de atacar a él o consolarlo, él entiende que tiene
que tratar con Dios. Dice: Espera á Dios; porque aun le tengo de alabar Por las
saludes de su presencia Salmos 42:5.
Su ayuda no
viene del hombre, sino de su Dios (43:5).
CONCLUSIÓN
- La cura para la depresión no es mirar para nuestra tristeza interior, ni
recordar el pasado ni pensar en nuestros problemas, pero mirar hacia arriba,
por el Dios vivo. Él es nuestra ayuda y nuestro Dios, y confiar en Él ahora,
pronto tendremos razones para alabarle otra vez. Así que, como escritor resume:
"La fe reprende el desaliento y la esperanza triunfa sobre la
desesperación."
¿Por qué te
abates, oh alma mía, Y te conturbas en mí? Espera á Dios,
Alabe a su
nombre.
Alabado sea
Dios, Él es mi ayudador;
Alabado sea
Dios, el gozo de mi ser,
Gracias a
Dios, Él es mi vida, mi razón de vivir!
O alma, porque
te abates, espera en el Señor; y a su nombre de loores.
El salmista
nos enseña que si nos miramos a nosotros mismos nos vamos a desanimar si
esperamos el consuelo de los hombres, que estaría decepcionado si permitimos
que la dureza de las palabras del enemigo nos atacó, seríamos aplastados
(42:10), pero si miramos a Dios si, esperarmos en El, si buscamos su presencia,
encontraremos ayuda.
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