Se ha dicho bien que "toma toda una vida para aprender la verdadera dependencia en Dios, y aceptar prácticamente nuestra propia insuficiencia." Todo creyente debe aprender tal dependencia a través de la experiencia, y debe llegar el momento de tener por costumbre esta educación divina - un día a la vez: Así que no se preocupen por el mañana, porque el día de mañana traerá sus propias preocupaciones. Los problemas del día de hoy son suficientes por hoy (Mt 6:34 - NTV).
Todo creyente debe entender que Dios le ama, y que El le ha justificado por la obra de Su Hijo. Ante la mirada de Dios ya no existe conciencia de pecado con respecto a nosotros, porque El Mismo los ha alejado de Sus ojos; todo creyente debe tener un conocimeinto Bíblico de su unión al Señor Jesucristo, quien ha glorificado a Dios completamente en lo concerniente a nuestros pecados, hemos sido hechos justicia de Dios en El (2 Cor 5:21). Y así el corazón está libre para disfrutar Su amor en la presencia del Padre.
Ya no debemos intentar producir, siendo uno mismo el originador, aquello que tratará de trater satisfación a Dios. Ya que con solo intentarlo se fallará. Todo creyente debe buscar agradar a Dios por fe en la actividad de Otro (Jesucristo). El Hijo de Dios que mora en en el creyente por Su Espíritu es capaz de hacer, y quiere realizar en nosotros 'esas cosas que Le agradan'; y podemos contar con El para que las haga. Conscientemente, día a día, debemos tomar la actitud de confiar en El para que El Mimso produzca la voluntad de Dios en nosotros, y en esa actitud poder ir adelante del Padre y servirle. No confíando en uno mismo, sino en El: Mi antiguo yo ha sido crucificado con Cristo. Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Así que vivo en este cuerpo terrenal confiando en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó a sí mismo por mí (Gál 2:20 - NTV).
Conforte vuestros corazones, y os confirme en toda buena palabra y obra. (2 Ts 2:17).
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