Si usted y yo nos tomáramos el trabajo de escuchar los consejos, dejando de lado la terquedad, sin duda nos ahorraríamos muchos dolores de cabeza. El problema estriba en la autosuficiencia que nos asiste, convencidos que cuanto hacemos está bien. Sólo cuando tropezamos con una pared, y enfrentamos las consecuencias, descubrimos la importancia de atender a tiempo las recomendaciones que nos hacen para bien. El rey Salomón escribió hace muchos siglos: "Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados son las de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor." (Eclesiastés 12:11).
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