¡Ah, si pudiera volver atrás en el tiempo ... Esta expresión es el recuerdo más impresionante que tengo de los últimos días de vida de mi amigo Julián (nombre ficticio). Víctimas del VIH, en etapa terminal Julian estaba allí en su lecho de muerte, cadavérico, casi irreconocible triste y enojado, con uno mismo, con respecto a las malas decisiones en el pasado que llevaron a ese estado terrible.
Pensando que esto era sólo un asunto de amor, mi amigo partió para su noche de "lujuria" con una muchacha de su ciclo de relación en el trabajo, durante uno de sus viajes de rutina.
Deborah (nombre también ficticio), como se describe Julián, era una mujer atractiva e "irresistible", al mismo tiempo, el aspecto discreto y modesto. Al parecer fue el modelo de "ideal" para ese tipo de relación de amor - algo así como un secreto absoluto. Para él, y probablemente por algunos otros, Deborah era una niña "encima de toda sospecha". Sin embargo, tal vez consciente de la letalidad de estas relaciones, jugaba con su sensualidad y se divirtieron con "sus asuntos cotidianos."
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