Se ganó tremendo enemigo. Luego, en la empresa, no podía ni siquiera atravesarse en su camino porque, de inmediato, enfrentaba múltiples improperios y un rosario de frases ofensivas. Y todo por un consejo. Todo comenzó el día en que escuchó rumores respecto a su comportamiento ajeno a la moral y el peligro en el que estaba poniendo su estabilidad familiar. Esperó la oportunidad y le abordó en la cafetería, a la hora del almuerzo. Comentó abordando temas triviales, como el intenso calor de la mañana o tal vez, el enorme trabajo represado en la factoría. Después se fue adentrando en el tema de su hogar. --Creo que deberías prestarle más atención a tu esposa y tus hijos. Ellos son muy valiosos...