El enemigo espiritual busca generar opresión, desánimo y tribulación sobre los cristianos. Sabe que se trata de una estrategia eficaz. Esa es la razón por la que muchos renuncian a su fe y salen huyendo. Nunca olvide que él es perseverante. Constituye su especialidad. Libera ataque uno tras otro, como una gota de agua que cae junto a los cimientos de un muro. Si no estamos apercibidos, terminamos cediendo. El apóstol Juan explicó: "Sabemos que somos de Dios y que el mundo entero está bajo el maligno..."(1 Juan 5:19. Versión Popular Cf. 12:31 b). Su amonestación está en consonancia con lo que dijo el Señor: "Ya no hablaré mucho con ustedes, porque viene el que manda en este mundo. Aunque no tiene ningún poder sobre mí" (Juan 14:30. Versión Popular). Prendidos de la mano de Jesucristo, aseguramos que derribamos fortalezas de maldad y toda asechanza de Satanás cae por tierra. Recuérdelo: usted es un vencedor. Dios—nuestro amoroso Padre celestial—está de nuestra parte, nos ayuda y socorre en momentos de dificultad. Nada ni nadie jamás podrán destruirle si usted permanece prendido del Salvador en oración y vida cristiana práctica. Perdone, una pregunta: ¿Ya recibió a Jesucristo? Es hora de que lo haga. Recuerde que Él es nuestro Redentor, perdona nuestros pecados y nos abre las puertas a una nueva vida. Recíbalo hoy en su corazón...
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